SALÓN DE LA FAMA “FORTALEZA TUZA” – MIGUEL CALERO
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Nació el 14 de abril de 1971 en Ginebra Valle de Cauca, Colombia, ahí inició su carrera de manera amateur con el Club Real Independiente, después empezó su formación profesional en las inferiores de la escuela de fútbol Carlos Sarmiento Lora en el año de 1986.
Su debut como profesional fue el 11 de abril de 1990 con el Sporting de Barranquilla y en 1992 pasó a Deportivo Cali donde años después fue factor importante en el logro del campeonato de 1996, de aquí Miguel sería traspasado en 1998 a Atlético Nacional, el último club que defendió en su país natal antes de firmar con el que se volvería el club de sus amores, el Pachuca.
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Miguel Calero llegó a Pachuca en mayo del 2000, integrándose al torneo de invierno del mismo año y pronto se haría de la titularidad. En el siguiente año logró ser campeón con los Tuzos frente a Tigres. Poco después se hizo capitán del equipo y fue en 2002 cuando alzó el primer trofeo como capitán del equipo, siendo este la Copa Campeones de CONCACAF 2002.
Calero fue parte muy importante en todos los títulos que logró conquistar mientras vestía los colores del Pachuca, como líder del equipo y como el mejor guardameta que ha tenido el equipo en su historia. En total jugó 395 partidos con los Tuzos, el primero de ellos contra Toluca el 30 de julio de 2000 y el último frente a los Pumas el 22 de octubre de 2011. Con Pachuca fue titular en 394 de sus partidos, recibió 518 goles, anotó uno y puso una asistencia, fue amonestado en 32 ocasiones y expulsado solo en cuatro.
Con Pachuca ganó los torneos locales de Invierno 2001, Invierno 2003, Clausura 2006 y Clausura 2007, logró dos subcampeonatos, en el Verano 2001 y Clausura 2009, en el plano internacional ganó cuatro copas de CONCACAF; en 2002, 2007, 2008 y 2010 gracias a esto participó en 3 mundiales de clubes con los Tuzos en 2007, 2008 y 2010, también fue campeón de la Súper Liga Norteamericana 2007 y de la Copa Sudamericana en 2006 lo que le dio el derecho a jugar por la Recopa Sudamericana en mayo de 2007.
En su carrera anotó tres goles, el último de ellos con nuestros colores, y fue en un partido de la jornada 2 del Apertura 2002, el 11 de agosto de ese año contra Chiapas en el Hidalgo, remató de cabeza un tiro de esquina para anotar en el último minuto del partido y así empatar el marcador 3-3. Su primer gol lo hizo el 30 de marzo de 1995 vistiendo la camiseta del Deportivo Cali, Miguel mandó un servicio al área contraria desde media cancha pero el portero del Deportivo Pereira salió mal y al intentar quedarse con la pelota por alto chocó con su compañero defensa lo que le impidió sujetar el balón y este entró botando a su meta, dos años más tarde, el 3 de marzo de 1997, también con Deportivo Cali, tras un tiro libre contra el Independiente Medellín cuando parecía que la pelota saldría por línea final apareció para de media volea anotar el segundo gol de su carrera, lo curioso de este gol es que contrario a lo que se acostumbra en el fútbol en que regularmente el portero se suma al ataque en los minutos finales del partido cuando su equipo se encuentra en desventaja este fue en el minuto 73 del partido.
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Tanto le gustó a Miguel Calero México y sus costumbres que se naturalizó Mexicano, "Al país donde fueres, haz lo que vieres, acá hay que dar el grito, así que hay que preparar la garganta para gritar en la noche: ¡Viva México, viva Hidalgo, viva Morelos, vivan los niños héroes!, ya me lo aprendí, me gusta mucho esta fecha, las costumbres de este país son admirables” dijo Miguel en una entrevista para una conocida revista de deportes.
Los problemas de salud de Calero comenzarían el 5 de septiembre de 2007 cuando se encontraba comiendo en el hotel de concentración previo a un partido contra los Tigres en Monterrey, se sintió mareado y presentaba inflamación del brazo izquierdo en el cual a finales de los 90’s, en Colombia, le fue colocado un clavo para corregir una fractura de húmero, aunque el diagnóstico final fue Trombosis de la vena subclavia, originada por la compresión de la primera costilla de la vena subclavia, o lo que se denomina Síndrome de Paget Schrötter, padecimiento que lo tendría fuera de las canchas aproximadamente 6 meses.
Cuando Calero regresó a las canchas parecía no haber dejado de jugar nunca y disputó dos finales más, en el Clausura 2009 frente a Pumas, aunque no lograron ganarla y contra Cruz Azul en la CONCACAF Liga de Campeones 2010 donde conseguiría su último título.
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Casi al final de su carrera, el 12 de marzo de 2011, Calero salió de cambio en la derrota de Pachuca ante Atlante por 4-0 en el estadio Azteca, la razón, una lesión en el brazo izquierdo originada por el clavo que tenía desde 1997 y que estaba ocasionando fibrosis ósea e infección en los tejidos blandos, al siguiente martes Calero fue intervenido en la ciudad de Guadalajara para retirar el clavo de aproximadamente 20 cm, razón por la cual se perdería el resto del torneo.
Calero regresó para jugar el torneo de Apertura 2011 pero su desempeño se veía disminuido por lo que optó por retirarse de las canchas y formar parte del cuerpo técnico como entrenador de porteros del club.
El 29 de septiembre de 2011 el Club Pachuca convocó a los medios a una conferencia de prensa en la que Miguel Calero “El Cóndor” anunciaría que el 22 de octubre de ese mismo año jugaría su último partido como profesional, y fue ahí cuando pronunció esa frase con la que reafirmó que el Pachuca era y sería siempre el equipo de sus amores, frase que textualmente decía “Si volviera a nacer me llamaría Miguel Calero, sería portero y defendería, a huevo, los colores del Pachuca”
Jugó de manera profesional para los equipos de Sporting Barranquilla (1987-1992), Deportivo Cali (1992-1998), Atlético Nacional (1998-1999) y Pachuca (2000-2011), fue campeón en Colombia con Deportivo Cali y con Atlético Nacional en 1996 y 1999 respectivamente y en México con Pachuca en 2001, 2003, 2006 y 2007.
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En el ámbito internacional obtuvo los títulos de la Copa Merconorte de 1998 con Atlético Nacional, y con Pachuca fue Campeón de CONCACAF en 2002, 2007, 2008 y 2010, de la Copa Sudamericana en 2006 y de la Súper Liga Norteamericana en 2007. Con su selección jugó la Copa América en sus ediciones de 1991 (Chile), 1995 (Uruguay), 1997 (Bolivia), 1999 (Paraguay), 2001 (Colombia) y 2007 (Venezuela) saliendo campeón de la Copa América en la edición jugada en Colombia de 2001.
Parecía que después de su retiro todo trascurría de manera normal para Miguel, pero el 25 de noviembre de 2012 al despertar se sintió mareado sin poder mantenerse de pie y fue llevado en helicóptero al hospital Médica Sur de la Ciudad de México a causa de una embolia cerebral y a pesar de la fortaleza física y mental de Calero tras 8 días en el hospital y pese algunas señales de mejoría, el 3 de diciembre se informó que había sufrido muerte cerebral y un día después, el 4 de diciembre, un paro cardiorrespiratorio le quitó la vida.
Posterior a esto el Club Pachuca a través de su jefe de servicios médicos; Antonio Torres, anunciaba el lamentable deceso de Miguel y las reacciones sobre este suceso no se hicieron esperar y fueron no solo a nivel nacional, las hubo en todas partes del mundo, lo que habla de la trascendencia que tenía Miguel como jugador y sobre todo como persona, esa noche familiares, afición, directivos, compañeros y figuras del medio futbolístico se dieron cita en el auditorio Gota de Plata de Pachuca, Hgo. para mostrar su apoyo al club y sobre todo a la familia Calero Sierra.
El último adiós de Calero tuvo lugar al día siguiente, el 5 de diciembre de 2012, en la cancha donde tantas veces lo vimos realizar hazañas y disfrutar de su profesión: el estadio Hidalgo, en una misa de cuerpo presente donde más de 10 mil aficionados se dieron cita para despedirlo y entre cánticos y porras agradecerle por todo lo que le dio a los Tuzos, al finalizar su cuerpo fue trasladado, en un recorrido de más de 10 km desde el estadio Hidalgo al Cementerio Memorial la Paz, acompañado por una caravana de aficionados que a pie o en sus vehículos llevaron a Miguel hasta el lugar donde sus restos fueron cremados.
Las cenizas de Miguel fueron divididas entre su familia para que una parte fuera llevada a su natal Colombia y la otra permaneciera en México.
Algunos de los momentos de gloria del “Cóndor” con los Tuzos fueron además del gol que ya relatamos anteriormente, la final del Invierno 2001 en el Volcán donde detuvo cuanto disparo y remate llegó a su puerta para que junto a ese brillante gol de Walter Silvani obtener el segundo título en la historia de Pachuca, dos años más tarde en la final del Invierno 2003 también en el volcán volvería a hacer lo mismo y al finalizar el partido una aficionada local entró a la cancha e intento golpearlo por el coraje de que gracias a él los Tigres nuevamente vieron esfumarse el sueño de ser campeones de México, como olvidar el juego de vuelta de la semifinal del Clausura 2006 en la que Pachuca ya en tiempo de compensación se encontraba eliminado por las Chivas, pero en la última jugada del partido se fue al ataque a buscar un remate que pudiera darle el gol que Pachuca necesitaba para empatar el global y meterse a la final, aunque de inicio lo pareció así no fue él quien anotó el gol, lo hizo su compatriota Aquivaldo Mosquera pero quedó de manifiesto su liderazgo en esa jugada, Calero festejó con tal euforia ese gol como si hubiera sido suyo que muchos hoy día siguen creyendo que fue el quien anotó, otro momento que todos recordamos de Calero fue el penal que le detuvo a Landon Donovan en la final de la Súper Liga Norteamericana 2007 que sería definitivo para que Pachuca ganara la primera edición de este torneo.
El legado de Calero no solo quedó en lo deportivo pues hoy día su familia sigue ligada al club con Miguel Calero Jr. desempeñando funciones administrativas y Juan José Calero jugando ya en el primer equipo de los Tuzos.
Miguel Calero es definitivamente el mejor portero que ha tenido el Pachuca y también uno de los mejores en la historia del fútbol mexicano, seguramente pasará mucho tiempo antes de que alguien logre igualar o superar lo hecho por él, en la cancha y fuera de ella, por ello es que hoy le rendimos homenaje con esta reseña.
Colaboraciones de Lorena Mañón y Christian Trejo.